Ayer
desnudé tus deseos,
la única
ropa,
tu piel,
te abrigué
con mis brazos,
con mis
labios,
te besé,
Cuanto más
yo te miraba,
me causaba
más placer.
Si vuelves
a sentir frío,
yo te
regalo mi piel,
pues es el
único abrigo
que forma
parte de mi ser,
a cambio
solo te pido,
que no me
dejes de querer.
Ricardo Martínez Moreno 6 de agosto
de 2015
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