Es a ese mar de nubes,
es ese manto de estrellas,
allí donde arriba subes,
subes buscando huellas.
Es la morada de lo eterno,
es ese espacio externo
a lo que llamamos cielo,
ese lugar a donde iremos
los que creencias tenemos,
pues la vida no termina
en este mundo terrenal
y no es ninguna ruina
que lleguemos al final.
También tiene cosas bellas
y padece sufrimiento
aunque no pone querellas
ni muestra padecimiento.
El por sus nubes llora
y por sus rayos se queja,
si, este cielo nos implora
cuando la vida ya es vieja,
que vayamos a su lado
pues esperando estará
y con los brazos abiertos,
él nos recibirá.
Cielo, yo te imploro
para que sigas acogiendo
a todos los seres humanos
y que sigamos viviendo,
como Dios nos ha enseñado.
Ricardo Martínez Moreno de El Provencio (Cuenca)
Sada (A Coruña) 28 de diciembre de 2013
