yo necesito calor,
noto un escalofrío
si yo no siento el amor.
El calor de mis padres,
fue el primero que yo tuve,
evitaron mis desmadres
y lo feliz que yo estuve.
El calor de mis abuelos
también tiene su importancia,
pues me quitaron los anhelos
cuando me llegó la infancia.
El calor de mi hermana
me protege de corazón,
y hasta de su cuerpo emana
que nos queramos los dos.
Mi hijo también me calienta
dándome el calor a su manera,
me hace sentir que yo sienta
no, un amor cualquiera.
Llego al calor diario
pues este es el más querido,
a veces es incendiario,
otras poco permisivo,
pero es un calor y no otra cosa
abrazos y mucho cariño,
el que a mí me da mi esposa
yo me siento como un niño,
y ella como una rosa.
Por eso y en conclusión
repartamos el calor
que sale del corazón
regalemos amor,
regalemos amor,
pues es una buena razón.
Ricardo Martínez Moreno de El Provencio
(Cuenca)
Sada (A Coruña) 19 de noviembre de 2013
