Soy un atrevido al decir que en
estos tiempos de incertidumbre, todas nuestras experiencias pasadas sirven. Los
principios, los fundamentos de nuestro pensamiento, el pensar de nuestros
predecesores, y hasta el vaso de aquel buen vino, tienen abajo un poso de
sabiduría útil, aromas incitadores al progreso, prometedoras líneas de salida.
De todas formas necesitamos
aderezar nuestra vida con el amor. Porque el verdadero amor, (no es el amor
propio, sino el reciproco y único amor), se engendra en el sacrificio.
Cuando éramos jóvenes nuestra
edad no nos dejaba paladear los padecimientos o dificultades de nuestro hogar. ¡Y
como el amor daba paso a horas y momentos más confortables!
Todo nuestro bagaje ha resultado
positivo y así hemos podido flotar, suavizar, impulsar, y poner rumbo al
triunfo.
Porque el triunfo es vivir y
convivir, crecer y desarrollarse, recoger la herencia y pasar la antorcha, más
nítida y flamígera a los que nos siguen.
Pasemos la antorcha y sigamos
adelante con amor y confianza.
Ricardo Martínez Moreno de El
Provencio (Cuenca)
Sada (A Coruña) 5 de noviembre de
2013