para con ellas sentir,
con el tacto las caricias,
de tanta gente distinta,
para estrecharlas sin fin.
Con las manos de mi madre,
he sentido maravillas
he sentido maravillas
dando besos, acariciándome
y también con sus cosquillas.
y también con sus cosquillas.
De las manos de mi padre
también tengo que decir
también tengo que decir
que aunque yo ya no las toco,
no las dejo de sentir.
no las dejo de sentir.
Y las manos de mi hermana
atentas siempre ellas estaban
atentas siempre ellas estaban
porque cuando yo era pequeño
ellas siempre me vigilaban.
ellas siempre me vigilaban.
De mi hijo no me olvido
y de sus manos aún menos,
y de sus manos aún menos,
pues ya al poco de nacer,
entrelazamos nuestros dedos.
entrelazamos nuestros dedos.
Del amor, cariño y sensibilidad
es mi esposa la culpable,
es mi esposa la culpable,
pues ella ha creado en mi,
un amor inquebrantable.
un amor inquebrantable.
El tacto más complicado
puede ser el de un amigo
puede ser el de un amigo
pues si equivocas el saludo,
se convierte en enemigo.
se convierte en enemigo.
Así que nunca olvidemos,
que solo tenemos dos manos
y usémoslas
como debemos
estrechándolas como hermanos.
Ricardo Martínez Moreno de El Provencio (Cuenca)
Sada (A Coruña) 14 de octubre de 2013